De: Jerónimo Torres Santoro.
La T volvió a primera división luego de 12 años de ausencia, y La Secta Deportiva estuvo ahí para acercarle al hincha cordobés, que no pudo hacerse presente, la realidad de una tarde que quedó para la historia de la institución. Te presentamos la crónica de lo sucedido.
La llamativa
tranquilidad, impropia de la Ciudad de Buenos Aires, hizo creer equivocadamente
que el domingo 5 de junio del 2016, sería uno más de almuerzos en familia, descanso y ocio, para quienes
anduvieron a las corridas en la semana. Sin embargo, no fue así. La mitad de una
provincia estuvo paralizada, a la espera de lo que sucediera en el estadio de
Allboys. Talleres de Córdoba, y una chance histórica. Si conseguía un triunfo, automáticamente se consagraba campeón y lograba el ascenso a la primera categoría argentina, tras 12 años de ausencia en la
misma.
Un 50% de la población cordobesa, esperaba desatar la locura en las calles. El otro, la caída de
los rivales históricos. Hablamos de los seguidores de Belgrano, que hicieron fuerza para que
“el Albo”, rival de turno de los contrarios, gane el partido. Están también esos
herejes en la provincia, que simpatizan por un grande como Boca o River, pero
en general, si sos tan oriundo como el Fernet con cola, vas a alentar por La T o Los
Piratas.
Temprano, en
el pintoresco barrio de Floresta donde tiene su cancha Allboys, los primeros
que llegan a la cita son los periodistas. Después de acreditarse, el mediodía
reúne en el buffet del club, a todos los comunicadores. Gaseosa y hamburguesas
salen de la cocina como el sol entre las nubes, queriendo aclarar el gris de la
tarde. Los llegados del interior del país no piensan en otra cosa, el tan ansiado
ascenso. Se anhela con una melancolía dramática digna de una canción de Joaquín Sabina. Tanto es así, que da la sensación de
haberse escapado la oportunidad, cuando en realidad solo faltaba un paso de volverse un hecho.
Momento ideal para recordar los peores momentos de esta década: “¡Qué malas campañas”,
“¡Qué papelón lo que nos han hecho!”, exclaman los partidarios de Talleres,
haciendo notar que les corresponde el lugar de primera por su historia. Claro que también hay un rival, es Allboys. Por su lado, buscaba cambiar la cara de esta
irregular campaña y evitar definitivamente descender a la tercera categoría.
Para eso, debía hacer lo propio y arruinar la fiestita de la visita.
Ya en la
cancha el clima estaba caldeado. No fue de agrado que, a pesar de la prohibición
de visitantes, en la tribuna que le correspondía a dirigentes y allegados al
plantel de Talleres, haya mayor cantidad de gente de la que debía. Sin tener
en cuenta, la platea desde donde vemos el encuentro, más de uno entró
infiltrado.
Sergio Pezzotta,
árbitro del match, se posicionó en el círculo central. Imposible no
reconocerlo, con ese short que parece quedarle corto, producto del largo de sus
piernas. Puede que sus almuerzos, sean más abundantes que en otras épocas, seguramente por el hecho de acercarse al final de su carrera. Pitazo y a jugar. En el campo no sucedió mucho. Talleres salió a buscar el ascenso como una locomotora, Allboys esperó el momento de pegar el
zarpazo. El pasto estuvo un poco largo, lo cual no permitió cierta dinámica y
fluidez del juego. Esto, sumado a la rigurosidad de la terna arbitral, hizo que
se reponga seguido desde un balón detenido. Lo más destacado de la primera parte, fue la expulsión de Burgos, el
mediocampista central del equipo cordobés. Decisión polémica del juez.
Si bien la
primera etapa fue fría, igual que la tarde, en el complemento, aparecieron todas
las emociones juntas. A 10 minutos de finalizar un partido opaco, el “Rooney”
de la B, como le dicen a Lesman, por su parecido físico al jugador inglés,
marcó la apertura del tanteador. Aprovechó un rebote que dejó el arquero rival
para colocar la ventaja de los suyos.
El sueño
parecía atrasarse una semana más, aunque sin esperarlo, la jornada se
convertiría en una epopeya para la posteridad. Talleres empató de la mano de
Klusener. Empujó una pelota que recibió, tras un pase que recorrió toda el área
del Albo. Levemente algunos hinchas, que estaban camuflados en la tribuna local,
no pudieron ocultar su alegría. De todos modos fueron moderados, para evitar
inconvenientes. La luz del
día dijo adiós, y dio paso a encender la artificial. El sol se fue y las
nubes volvieron, justo cuando el partido estaba a segundos de llegar a su fin.
49 minutos de juego (teniendo en cuenta el adicionado) marcaba el reloj, cuando
el Cholo Guiñazú, la clavó al ángulo de la red, con un zurdazo al palo más lejano
del arquero Losa que quedó estancado, anonadado por una ejecución que quedaría en las retinas de la memoria del mediocampista. Aquel fierrazo, significó el retorno del Tallarín luego de estos
sufridos años. Ahora la locura fue imposible de disimular. Los hinchas escondidos en la tribuna local, lo gritaron fuerte. Después pensaron en disimular, algunos se taparon la boca, quisieron pasar desapercibidos, aunque no pudieron. Todo el plantel
festejó el gol tirados uno encima del otro en la mitad de la cancha.
Reviví las emociones del partido:
En la
grada el delirio es total. Gritos, abrazos, agradecimientos a los viejos por
heredarles la pasión, que en ese momento les permitía vivir esa alegría. No
llovía, los ojos cordobeses se empañaron con sus lágrimas incontenibles. Fin
del partido, Talleres ganó con 10 y ascenso consumado.
Pitazo final
El carnaval
de La T continuó en el vestuario de los jugadores. Cánticos, bañazos de agua,
desborde de felicidad manifestado en innumerables bromas entre compañeros. La
gente que llegó hasta la Capital Federal, recibió su recuerdo de los jugadores, sea una
firma o un regalo de los mismos.
"Conferencia de Prensa"
El plantel
festejó en su intimidad, y mientras esperábamos para escuchar las declaraciones
luego del objetivo cumplido, vemos como los hinchas cuentan su viaje, lo que
dejaron en su casa, aquello que resignaron para venir a Buenos Aires a ver este
gran logro de su club, ante las radios partidarias.
Jorge, el
chofer del micro que trajo al plantel campeón, nos contó que casi no llegan a destino, por un
mal desvió cercano a llegar al estadio. Por otra parte, nos dijo que quien
llevó al micro durante toda la campaña, se enfermó un día antes y por eso tuvo
que manejar él. Tenía miedo de llevarle mala fortuna al equipo, suerte para él
que no fue así.
La palabra de Jorge, el chofer del micro.
El primero
en salir es el presidente de la institución, Andrés Fassi, que se abraza con un
allegado y le dice: “Tenemos que hacer un solo Talleres, todos juntos. Así es
más fácil”.
Los jugadores salen y se desata la emoción. Agradecimientos y
sonrisas por todas partes. Suben al micro, y trasladan esa euforia hacia su cancha en Córdoba, donde lo espera su gente, aquellos que no pudieron estar presentes.
Nazareno Solís, joyita del equipo, te deja un consejo
12 años,
4384 días, 144 meses, 626 semanas, le
tomó a Talleres retornar a primera. La mayoría de sus hinchas no lo pudieron
ver en vivo. Por ellos estamos nosotros, los periodistas, para transmitirles la
emoción de un logro fenomenal para su vida deportiva. Pensando en esas personas
fuimos. Por Talleres, en Floresta
Jero Torres Santoro y Nicolás Gomez Zurita para La Secta Deportiva.
Escuchá el regalo que le hicimos a Andrés Fassi, presidente de la institución,
haciendo click ACÁ
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