Boca apostó al medio

Lodeiro festejando el gol de la victoria. Foto: Daniel Jayo

Por Fernando Belli. 

Boca consiguió la clasificación a Octavos de Final de la Copa Libertadores tras vencer a Racing por 1-0 en Avellaneda, y en La Secta Deportiva analizamos el partido y sus consecuencias.

Boca viajó a la ciudad de Avellaneda con un objetivo en mente: no perder. Racing lo recibió en el Cilindro con un objetivo no muy distinto: mantener la distancia con el Xeneize, o en los mejores escenarios, sellar su clasificación a la próxima fase. 

En la previa del partido, tanto el presidente de Boca, Daniel Angelici, como el de Racing, Victor Blanco, expresaron opiniones similares: "Lo importante es no perder" dijeron ambos. Y el partido reflejó eso: los dos demostraron cierta mesura a la hora de atacar, y mas bien apuntaban a cuidar su propio arco.

Al revisar las formaciones de uno y otro en la antesala del encuentro, imaginamos que la academia saldría a atacar como los partidos anteriores de local por Copa Libertadores (Bolivar 4-1, Deportivo Cali 4-2), sobre todo por la inclusión de los tres delanteros más destacados del plantel: Gustavo Bou, Diego Milito, y Lisandro López. Dejando una mitad de cancha con sólo dos hombres de recuperación: Luciano Aued, y Ezequiel Videla. Otra historia para Óscar Romero, haciendo de una especie de volante derecho interno. Con estos nombres en cancha, se suponía un ataque constante, y tenencia de pelota la mayor cantidad de tiempo. Nada de esto ocurrió en el local. López terminó jugando en una posición en el cual no se sentía cómodo, donde pierde toda la jerarquía y calidad el delantero. Fue mas bien un volante izquierdo, persiguiendo las subidas de Cristian Pavón y Gino Peruzzi. Se desgastó en el primer tiempo, y en el segundo volvió a su posición natural de centro-delantero con el ingreso de Marcos Acuña y la salida del príncipe. Por otro lado, Romero estaba muy abocado a cubrir la zona derecha de la mitad de cancha, teniendo un recorrido muy largo hasta la zona de tres-cuartos, donde más influencia tiene, llegando desgastado y sin claridad física y mental para ese pase en profundidad característico. 

El doble cinco, Aued-Videla, sintió el desgaste a los 20 minutos de la segunda mitad. Luli, con muchos minutos en el lomo, terminó a puro corazón. El León, volviendo de una lesión, le pesó la intensidad del partido y el ritmo que impuso Boca en la mitad de cancha. Con un Bou desconocido y un Milito muy aislado Racing no generó ocasiones netas de gol. Ni el ingreso de Acuña sirvió para cambiar el rumbo.

Boca por su parte trató de hacerse fuerte en la zona de más influencia: la mitad de la cancha. Con Adrián Cubas de cinco tradicional (de muy buen partido), Fernando Gago de medio-interno derecho, y Pablo Pérez de izquierdo logró ganar ése medio campo y manejar los ritmos del partido. No muy por delante de ellos estaban Pavón, Carlos Tevez y Nicolás Lodeiro. El equipo de Guillermo Barros Schelotto se hizo compacto y no se notaban fisuras entre sus líneas. Si bien no consiguió penetrar la defensa de Racing muchas veces, manejó el partido y se hizo fuerte a través de una presión constante.

En general, el clásico fue mal jugado y con pocas chances de gol. Por detalles, Boca termina llevándose la clasificación gracias al gol de Lodeiro, tras una series de rebotes en el área, a partir de un buscapié por la izquierda de Pavón. 

Con el Xeneize clasificado y con un partido accesible para cerrar la fase de grupos (recibe a Deportivo Cali), a Racing le queda sellar su clasificación en la altura de La Paz, contra el Bolívar. O esperar una mano de Deportivo Cali ésta noche 21:45. Con el empate en Bolivia, La Academia estará en los Octavos, y muy probablemente también lo esté si Cali vence a Bolívar en Colombia.